Cuando se escucha la palabra dilema por lo general se asocia a dos alternativas, se escucha mucho cuando las personas no están seguras de lo que hacen y creen tener una mejor opción, es por eso que el dilema para el común de la gente es un término más o menos interiorizado puesto que se refiere a cuando en la vida se presenta una disyuntiva y hay que tomar una decisión priorizando lo que es más conveniente.
Lo anterior es lo que significa dilema, pero si a esa palabra le ponemos un apellido una pequeña palabra como ético, ¿cambiará el significado de lo que en el párrafo anterior se entiende por dilema? Sí cambia un poco pero en rigor sigue siendo una disyuntiva, pero esta vez no sobre cualquier cosa, ahora tiene que ver con dos valores que se enfrenta, alguien podría pensar que todos los valores son buenos, y ¿Si es así por qué el que se enfrenten significa que hay un dilema?
Los valores son los que encausan la vida de las personas y como hay tantas personas es posible que cada una de ellas tenga una diferente escala de valores, pero al enfrentarse a un dilema ético los que ponemos en juego son dos valores que quieres ser elegidos por sobre el otro.
Las personas se enfrentan a ellos todo el tiempo, pero se resuelven casi sin ser analizados, puesto que están tan interiorizados en la mente que es una acción innata, pero en ocasiones hay dilemas que nos hacen ruido, por lo general son los que ponen en juego nuestros principios.
Hay muchos ejemplos de situaciones como esas, pero en el plano profesional de un profesor, se ve con mucha frecuencia por ejemplo cuando son “obligados” a adulterar las listas de asistencia para tener mejor subvención del estado, es claro que nadie les pone una pistola en el pecho para que lo hagan, pero sí se les amenaza con la pérdida del empleo, en esa situación se enfrentan al profesor a un dilema ético, porque se contraponen dos valores, el valor de la honestidad y el valor de la responsabilidad.
La honestidad porque si hace lo que se le pide no está siendo honesto porque miente para que la escuela reciba más dinero y él conserve su trabajo, pero a costa de no ser honesto, lo más probable es que si lo hace una vez esté obligado a hacerlo las veces que la escuela se lo pida.
Y el valor de la responsabilidad porque el profesor que no quiere perder su trabajo tiene compromisos con gente y con su propia familia que sería de esa familia si por no adulterar el libro de clases quedan sin ingresos, ¿sería en este caso el valor de la responsabilidad más importante que el valor de la honestidad?
Hay un viejo dicho que dice “la necesidad tiene cada de hereje” y eso es verdad porque hacer lo correcto no siempre nos trae beneficios, es más muchas veces por hacer lo correcto nos perdemos de algo bueno, si vamos en la calle y vemos que a un señor se le caen veinte mil pesos, lo correcto sería devolverlos, pero si no lo hacemos podríamos hacer muchas cosas con ese dinero, si hacemos lo correcto nos perdemos de dinero que nos serviría para muchas cosas, ¿Entonces por qué hacer lo correcto?
Una de las cosas que se tendrían que analizar en esta situación en que en probable que la persona a la que se le cayó el dinero lo tenía contabilizado para algo importante , y cómo nos sentiríamos nosotros si se nos perdiera ese dinero.
El filosofo Kant dice que cuando las personas actúan de acuerdo a sus valores están siendo buenas personas, pero entre más consientes sean de sus valores se están alejando de ser buenas personas por que ya no lo hacen como algo inherente, si son consientes de ellos actuaran de buena forma porque así está estipulado, pero no porque su actuar los convenza del todo.
La ética ha ido evolucionando con el tiempo hay mucha diferencia desde la antigua Grecia cuando Aristóteles escribió ética para Nicodemo y Fernando Savater escribió ética para Amador o cuando Miguel Carmena escribió ética para Pancho, todos estos filósofos escribieron una forma para que sus hijos pudieran abordar los dilemas éticos que se pueden encontrar a lo largo de si vida como adolescentes.
“…solemos llamarlo «bueno» porque nos sienta bien; otras, en cambio, nos sientan pero que muy mal y a todo eso lo llamamos «malo». Saber lo que nos conviene, es decir: distinguir entre lo bueno y lo malo, es un conocimiento que todos intentamos adquirir” (Savater 1991 P.5), con esas sencillas palabras un padre trata de explicarle a su hijo que es bueno y que no lo es, pero el padre no impone su propio conocimiento, trata de hacer que este se construya en un proceso.
Los dilemas éticos no se pueden aislar de nuestra vida porque son parte inseparable de ella, siempre hay que tomar un camino, pero a veces el correcto no es el que nos da un mayor beneficio, es por eso que saber que es bueno y que es malo es un proceso que hay que vivir para descubrir finalmente que es correcto.
Lo anterior es lo que significa dilema, pero si a esa palabra le ponemos un apellido una pequeña palabra como ético, ¿cambiará el significado de lo que en el párrafo anterior se entiende por dilema? Sí cambia un poco pero en rigor sigue siendo una disyuntiva, pero esta vez no sobre cualquier cosa, ahora tiene que ver con dos valores que se enfrenta, alguien podría pensar que todos los valores son buenos, y ¿Si es así por qué el que se enfrenten significa que hay un dilema?
Los valores son los que encausan la vida de las personas y como hay tantas personas es posible que cada una de ellas tenga una diferente escala de valores, pero al enfrentarse a un dilema ético los que ponemos en juego son dos valores que quieres ser elegidos por sobre el otro.
Las personas se enfrentan a ellos todo el tiempo, pero se resuelven casi sin ser analizados, puesto que están tan interiorizados en la mente que es una acción innata, pero en ocasiones hay dilemas que nos hacen ruido, por lo general son los que ponen en juego nuestros principios.
Hay muchos ejemplos de situaciones como esas, pero en el plano profesional de un profesor, se ve con mucha frecuencia por ejemplo cuando son “obligados” a adulterar las listas de asistencia para tener mejor subvención del estado, es claro que nadie les pone una pistola en el pecho para que lo hagan, pero sí se les amenaza con la pérdida del empleo, en esa situación se enfrentan al profesor a un dilema ético, porque se contraponen dos valores, el valor de la honestidad y el valor de la responsabilidad.
La honestidad porque si hace lo que se le pide no está siendo honesto porque miente para que la escuela reciba más dinero y él conserve su trabajo, pero a costa de no ser honesto, lo más probable es que si lo hace una vez esté obligado a hacerlo las veces que la escuela se lo pida.
Y el valor de la responsabilidad porque el profesor que no quiere perder su trabajo tiene compromisos con gente y con su propia familia que sería de esa familia si por no adulterar el libro de clases quedan sin ingresos, ¿sería en este caso el valor de la responsabilidad más importante que el valor de la honestidad?
Hay un viejo dicho que dice “la necesidad tiene cada de hereje” y eso es verdad porque hacer lo correcto no siempre nos trae beneficios, es más muchas veces por hacer lo correcto nos perdemos de algo bueno, si vamos en la calle y vemos que a un señor se le caen veinte mil pesos, lo correcto sería devolverlos, pero si no lo hacemos podríamos hacer muchas cosas con ese dinero, si hacemos lo correcto nos perdemos de dinero que nos serviría para muchas cosas, ¿Entonces por qué hacer lo correcto?
Una de las cosas que se tendrían que analizar en esta situación en que en probable que la persona a la que se le cayó el dinero lo tenía contabilizado para algo importante , y cómo nos sentiríamos nosotros si se nos perdiera ese dinero.
El filosofo Kant dice que cuando las personas actúan de acuerdo a sus valores están siendo buenas personas, pero entre más consientes sean de sus valores se están alejando de ser buenas personas por que ya no lo hacen como algo inherente, si son consientes de ellos actuaran de buena forma porque así está estipulado, pero no porque su actuar los convenza del todo.
La ética ha ido evolucionando con el tiempo hay mucha diferencia desde la antigua Grecia cuando Aristóteles escribió ética para Nicodemo y Fernando Savater escribió ética para Amador o cuando Miguel Carmena escribió ética para Pancho, todos estos filósofos escribieron una forma para que sus hijos pudieran abordar los dilemas éticos que se pueden encontrar a lo largo de si vida como adolescentes.
“…solemos llamarlo «bueno» porque nos sienta bien; otras, en cambio, nos sientan pero que muy mal y a todo eso lo llamamos «malo». Saber lo que nos conviene, es decir: distinguir entre lo bueno y lo malo, es un conocimiento que todos intentamos adquirir” (Savater 1991 P.5), con esas sencillas palabras un padre trata de explicarle a su hijo que es bueno y que no lo es, pero el padre no impone su propio conocimiento, trata de hacer que este se construya en un proceso.
Los dilemas éticos no se pueden aislar de nuestra vida porque son parte inseparable de ella, siempre hay que tomar un camino, pero a veces el correcto no es el que nos da un mayor beneficio, es por eso que saber que es bueno y que es malo es un proceso que hay que vivir para descubrir finalmente que es correcto.
1 comment:
Muy interesante tu post!!!!
Se nota que estas mejorando harto en el cómo escribes.
Me dieron ganas de leer Ética para Amador y Ética para Pancho :D
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